20081114

Vil Romance: una polémica historia de amor

En el marco del 23 Festival de Cine de Mar del Plata (Argentina) presentaron la película “Vil Romance”, un polémico largometraje que muestra la historia de amor de un joven y un hombre mayor.

Seleccionado para la Competencia Oficial en el 23º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2008, que se desarrolla hasta el 16 de noviembre en Argentina, se presentó la película “Vil Romance”, dirigida por José Celestino Campusano. Una historia gay que ha sorprendido a la crítica especializada y que promete traer polémica.

SINOPSIS

Roberto (Nehuen Zapata), vive en el conurbano de Buenos Aires. Es un joven homosexual sin ocupación conocida, cuya madre (Olga Pérez) y hermana (Marisa Pájaro), actúan como si las relaciones sexuales promiscuas fueran algo absolutamente normal. Una día, Roberto conoce en una estación de trenes cercana, a un hombre mucho mayor que él, Raúl (Oscar Génova), quién está separado y tiene una hija, pero que claramente prefiere las compañías masculinas. Luego se sabrá que es un experimentado vendedor de armas. Su aspecto es extraño para su edad, tiene el pelo largo y usa grandes y llamativos anillos. Invita a Roberto a su casa y se relaciona con él de manera violenta, el joven parece haberse enamorado de él, o por lo menos es lo que le cuenta a su familia.

SIN LUGAR PARA IMPOSTURAS

¿Qué es lo que impacta más de “Vil romance”? ¿Su áspera historia de amor, la elocuente violencia de sus escenas o el halo de virulencia contenida que la sobrevuela, como quien acumula aire en los pulmones y se niega a exhalarlo?

La combinación de los tres factores consolidan el valor del producto. Una radiografía hiperrealista de la marginalidad del Conurbano de Buenos Aires, en la que no hay resquicio para imposturas.

Situaciones verosímiles, lenguaje literal, personajes paradigmáticos en situaciones dolorosamente cotidianas. Calles de tierra, asados escuálidos, cumbia tristona, y el delito esperando en los portales grises, húmedos, descascarados.

En “Vil romance” no se escenifica la pobreza, la promiscuidad o el crimen. Se los muestra. La cámara de José Campusano (con algunos encuadres de una sugestión crudamente poética) es testigo de lo que ocurre. No se inmiscuye, ni espía: retrata. Tal vez por eso la película conmueve, golpea y sacude los cimientos del espíritu más tolerante. Es desoladoramente honesta, fatalmente leal a una realidad insoportable para muchos.

Un universo en el que el amor es, muchas veces, no sólo una quimera, sino la antesala de la muerte. La posibilidad está en el mazo de cartas. Sentado a la mesa y jugando, nadie puede fingir sorpresa. Son las reglas de un juego impiadoso, inmanejable, letal.

El periplo de Roberto introduce un curioso mojón en una escenografía que, por prejuicio o desconocimiento, se pinta como “machista” o masculina. Roberto es gay. Y es su mirada la que, en connivencia con la cámara, aporta los matices más ricos sobre un universo en el que se trampea, se delinque y se estafa con escalofriante naturalidad.

Por sobre el discurso a veces apologético o el retrato ornamentado, José Campusano propone con “Vil romance” hablar de cotidianidades poco glamorosas, pero reales. Sin acentos ni subrayados con mayúsculas. Respetando al espectador.

 
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