El matrimonio homosexual no es legal en El Salvador. Es más; ya se ha aprobado una reforma constitucional que lo prohíbe explícitamente pero la misma está pendiente de ratificación.
El asunto parece haber obsesionado a los jerarcas católicos del país, especialmente tras la asunción de Mauricio Funes, primer presidente de izquierda en la historia de la nación. Su partido, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), aunque titubeante, ha dicho que finalmente no ratificará la prohibición, sobre todo porque la cree “innecesaria”.
Muy distinta es la opinión de los sectores católicos y de la derecha política, quienes, encabezados por el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas, se han agrupado, según dicen, en lo que consideran la defensa de la familia tradicional.
Escobar Alas, que no teme inmiscuirse abiertamente en política partidaria, ha “recomendado” ahora una nueva medida de presión. Para obtener los votos de los legisladores oficialistas (imprescindibles por la actual relación de fuerzas en el parlamento), pretende que la oposición de derecha condicione sus votos para los préstamos internacionales que necesita el país a cambio de que el oficialismo ratifique la prohibición del matrimonio homosexual.
“Darles por donde más les duele”
Según reporta el diario local El Mundo, Escobar Alas hizo pública esta petición el pasado domingo, alentando a los legisladores de los partidos ARENA, PCN y PDC para que bloqueen la obtención de créditos internacionales, muchos de los cuáles se utilizarán para programas sociales.
“Si uno de sus partidos está negando sus votos y los demás están convencidos del bien común del bien de la nación, podrían obligarlos, negándoles los votos a la fracción oficial por ejemplo en préstamos o presupuesto nacional”, explicó el prelado.
Previsiblemente, el particular pedido del religioso ya ha encontrado buena recepción en el extremo más conservador del arco político. Así, por ejemplo, el diputado Roberto D´Aubuisson, de ARENA, ha opinado que “el arzobispo tiene razón, pensando en que si estos tipos (el FMLN) no tienen conciencia, hay que darles por donde más les duele”.
D´Abuisson, sin embargo, no ha asegurado su voto para la causa de Escobar Alas y terminó admitiendo que “si uno condiciona cosas de principios contra cosas materiales, al final, no es por principio”.
Mientras tanto, el FMLN ha eludido una confrontación abierta con la jerarquía católica pero a través del diputado Roberto Lorenzana, ha hecho saber que la del arzobispo es una “opinión irrelevante”.
Pero más allá de la posición gubernamental, que no siempre ha sido coherente, la insólita “sugerencia” del más alto referente eclesiástico deja al descubierto la capacidad de presión de los sectores conservadores del país. Una capacidad que, según parece, ni siquiera desean disimular.
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