20070506

¿POR QUÉ NO SALUDAMOS A UN ANTIGUO LIGUE CUANDO NOS LOS CRUZAMOS POR LA CALLE?

El otro día paseaba por la calle abstraído en mis pensamientos cuando me
pareció cruzarme con un chico con el que mantuve una serie de encuentros,
breves pero para mí intensos. No me lo esperaba porque él no vivía en mi
ciudad aunque si buscaba pareja en ella. Además fue todo muy rápido, le vi
de perfil, y con un pendiente en la oreja izquierda, que hasta entonces
nunca le había visto puesto, por lo que la duda era mayor. No pude
reaccionar a tiempo y los dos pasamos de largo manteniendo la
indiferencia. Durante el rato que duró mi paseo le seguía dando vueltas,
hasta que llegué a la conclusión de que era él por la gorra que llevaba
puesta y que me pareció ver en una ocasión colgada en su domicilio.
Se me quedó un mal cuerpo por no haberle saludado. ¿Qué habrá pensado de
mí? Quizá, que yo no quería saber nada de él. Es lo más lógico, porque
normalmente después de una historia que no cuaja tratamos de olvidarla.
Pero en realidad ¿por qué negamos el saludo? A lo mejor porque nos
avergonzamos de haber tenido un rollete con un hombre equivocado. Por
temor a volver a liarnos sin quererlo. O puede ser que cuando enterramos
una historia también estemos enterrando en el olvido a la persona.
¿Deberíamos de ser educados y cívicos y saludar siempre, aunque las
relaciones hayan terminado mal?
Pasados unos días nos volvimos a cruzar y me di cuenta que no era el chico
que pensaba. Quizá vi mas allá de la realidad y sin saberlo quise ver a
quien me esperaba encontrar a mi vera algún día.

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